Lámina Santa Isabel
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Santa Isabel y la Virgen María tenían una amistad muy especial y compartían una gran alegría. Isabel estaba esperando un hijo llamado Juan Bautista, y María estaba esperando a Jesús.
Un día, María fue a visitar a Isabel. Cuando Isabel vio a María, su hijo, Juan, saltó de alegría dentro de ella. Isabel se dio cuenta de que María estaba esperando a Jesús, y se sintió muy feliz. Ella le dijo a María que era muy bendecida y que el hijo que esperaba era muy especial.
María también se puso muy contenta y cantó una hermosa canción de agradecimiento a Dios por todo lo bueno que estaba haciendo en su vida.
Esta historia nos enseña sobre la alegría de compartir buenas noticias y cómo, a veces, las personas se sienten felices y emocionadas al reconocer la importancia de lo que está sucediendo en la vida de los demás.