Lámina Santa Sofia

Santa Sofía fue una mártir cristiana que vivió durante el reinado del emperador romano Adriano en el siglo II. Su nombre significa "sabiduría".

Santa Sofía es conocida principalmente por su valentía y firmeza. Fue arrestada y martirizada por rechazar la adoración de dioses paganos y por mantenerse fiel a Cristo.

Según la leyenda, Sofía y sus tres hijas Fe, Esperanza y Caridad vivían en Roma durante el imperio de Adriano. Se dice que fueron perseguidas y que, una a una, las hijas de Sofía fueron torturadas ante los ojos de su madre.

Mientras sus hijas eran llevadas al martirio, Sofía las consolaba y les decía que resistieran, recordándoles las promesas de la vida eterna. A pesar de verlas morir en desgarradoras circunstancias, Sofía se mantuvo serena, mostrando una fe inquebrantable. Esto impresionó a muchos de los presentes, quienes vieron en ella un ejemplo de fortaleza y confianza en Dios.

A pesar del profundo dolor, Sofía mantuvo siempre firme su fe y no renunció a sus creencias. Después de la muerte de sus hijas, Sofía enterró los cuerpos y murió al poco tiempo, debido al inmenso dolor pero al mismo tiempo con una tremenda paz, lo que algunos consideran un acto final de entrega a Dios, sabiendo que pronto se reuniría con ellas en el cielo.

Hoy es reconocida como un ejemplo de sabiduría espiritual y valentía. Su vida y martirio representan el compromiso con la fe cristiana, incluso frente a la persecución y la muerte. Es una figura que alienta a los fieles a mantener su fe y dedicación a Dios.

Generalmente se le retrata con sus tres hijas en sus brazos. Cada una suele llevar algún símbolo de sus virtudes: Fe con una cruz, Esperanza con un ancla y Caridad con un corazón, reflejando las tres virtudes teologales.