Lámina San Vicente Ferrer
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San Vicente Ferrer nació el 23 de enero de 1350 en Valencia, España. Desde muy chico mostró una profunda devoción religiosa y una gran inteligencia. A los 17 años ingresó a la Orden de los Dominicos, donde se dedicó a estudiar teología y filosofía. Su habilidad para conversar con la gente y también para predicar lo hizo famoso rápidamente, y pronto comenzó a viajar por Europa, especialmente a Francia, Italia y España.
San Vicente vivió en una época de gran inestabilidad en la Iglesia, marcada por el Cisma de Occidente, donde varios hombres reclamaban ser el verdadero papa. Fue un firme defensor de la unidad de la Iglesia y trabajó incansablemente para poner fin a esta división, aconsejando a reyes y papas y buscando siempre la paz por sobre todas las cosas.
Además de su impacto en la política eclesiástica, se le atribuyen numerosos milagros, como curaciones y resurrecciones. Sus sermones eran tan poderosos que se decía que convertían a multitudes enteras.
Murió el 5 de abril de 1419 en Vannes, Francia, donde todavía se conserva su tumba.
Fue canonizado en 1455 por el Papa Calixto III. Su legado perdura no solo por su influencia en la historia de la Iglesia, sino también por su ejemplo de santidad, humildad y dedicación al servicio de Dios y los hombres.
Festividad: 5 de abril