Lámina San Agustin de Hipona
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“La medida del amor es amar sin medida”
San Agustín nació el año 354, en una ciudad llamada Tagaste - lo que hoy es Argelia, en la parte norte de África. Su mamá, Mónica, era muy devota y cristiana, mientras que su papá, Patricio, no era creyente. Desde chico, Agustín fue muy inteligente y le gustaba mucho aprender nuevas cosas, pero a medida que crecía, se fue alejando de la fe cristiana.
Estudió en Cartago (en Túnez), una gran ciudad, y se dedicó a leer libros de filosofía y a vivir como él quería, sin preocuparse mucho por lo que era bueno o malo.
Aunque disfrutaba de su vida, Agustín sentía que algo le faltaba. Comenzó a buscar respuestas en diferentes religiones y filosofías, pero ninguna lo satisfacía por completo. Finalmente, después de muchos años de búsqueda, tuvo una profunda experiencia espiritual. Escuchó una voz que le decía "Toma y lee," y al abrir la Biblia, leyó un una frase que le tocó el corazón. En ese momento, decidió cambiar su vida.
Agustín fue bautizado por San Ambrosio y empezó a vivir de acuerdo a las enseñanzas de Jesús. Se convirtió en sacerdote y obispo de la ciudad de Hipona.
Organizó una casa en la que debian cumplir una serie de reglas basadas en la sencillez, más conocida ahora como el monasterio de los Agustinos. Pasó el resto de su vida enseñando y escribiendo sobre Dios y la fe cristiana. Sus escritos, como "Las Confesiones," dónde cuenta su vida y su conversión, y "La Ciudad de Dios," son muy importantes.
Murió en el año 430, y hoy es recordado como uno de los más grandes pensadores de la Iglesia. Dentro de sus frases más famosas encontramos las siguientes:
•"El mundo es un libro, y aquellos que no viajan leen solo una página."
•"La libertad no es hacer lo que se quiere, sino querer lo que se hace."
•"El pasado no es más que un sueño; el futuro, una visión. Pero el presente, bien vivido, hace de cada pasado un sueño de felicidad y de cada futuro una visión de esperanza."
¡Quien iba a pensar que este joven que no creía, terminaría siendo sacerdote de la Iglesia, y que luego se convertiría en Obispo! Su historia nos enseña que, aunque a veces nos alejemos del buen camino, siempre podemos volver y encontrar un propósito más profundo en la vida.
Festividad: 28 de agosto